miércoles, 4 de noviembre de 2015


El primer ministro de Rumanía dimite tras la tragedia de la discoteca

El primer ministro rumano, Victor Ponta, ha anunciado este miércoles su dimisión, tras el incendio en un club de Bucarest que se ha cobrado ya 32 muertos. Ayer, miles de personas salieron a las calles de la capital rumana para exigir responsabilidades por lo ocurrido en un caso plagado de irregularidades. El socialdemócrata Ponta, que perdió las elecciones presidenciales en noviembre frente al conservador Klaus Iohannis, estaba ya en una situación muy débil dentro de su partido. Imputado en un serio caso de corrupción de su época anterior a la política, ya había abandonado la secretaría del PSD en julio.
“Presento mi dimisión como primer ministro", ha declarado en una intervención televisada. "Espero que mi dimisión del Gobierno satisfaga a las personas que han salido a la calle”, ha dicho, en referencia a las múltiples protestas contra la corrupción y contra el Gobierno que se han sucedido desde la tragedia del viernes en el Club Colectiv de Bucarest. Los ciudadanos reclaman responsabilidades en las instituciones tras el incendio del local, plagado de irregularidades y sobre el que se cierne las sospechas de corrupción. La discoteca, en la que se celebraba un concierto de rock con unas 500 personas, no tenía permiso para grandes aforos, no disponía de las salidas necesarias y usaba materiales inadecuados de construcción y aislamiento.
Ponta, de 43 años, está imputado por varios cargos de blanqueo de capitales, complicidad para la evasión fiscal "de forma continuada" y 17 infracciones de falsedad documental en escritura pública. Los casos son previos a su época como primer ministro y se remontan a entre 2007 y 2011, cuando trabajaba como abogado en su propio bufete.La salida de Ponta puede dar lugar a un realineamiento político en Rumania, donde una coalición de tres partidos de izquierda forman mayoría en el Parlamento. El presidente Iohannis debe abrir ahora una ronda de consultas con los partidos para proponer un candidato al puesto. Sin embargo, se prevé que los otros dos partidos apoyen un nuevo Gobierno formado en torno a los socialdemócratas.
Pese a este caso, y pese a las continuas reclamaciones, tanto desde la oposición como desde las filas de su propio partido para que abandonase el cargo, este antiguo abogado y fiscal se había aferrado reiteradamente a su silla y había prometido que cumpliría su mandato hasta el final de 2016. Aseguraba que las acusaciones de corrupción eran parte de una campaña para derribarle y dañar al Partido Socialdemócrata. "Yo puedo enfrentar cualquier tipo de batalla política, pero no puedo luchar contra el pueblo", ha dicho hoy Ponta, que previsiblemente permanecerá en su puesto hasta que el presidente designe a un sustituto.
"Alguien tenía que asumir la responsabilidad por lo que ha ocurrido. Esto es un asunto muy serio y prometemos una solución rápida", ha declarado el secretario general del Partido Socialdemócrata, Liviu Dragea, tras la dimisión de Ponta.
En una sociedad donde es poco frecuente salir a la calle a manifestarse, la tragedia del Colectiv ha prendido la indignación contra un sistema y contra unas instituciones que están corruptas desde su misma base. Rumania celebra elecciones locales en junio del año próximo y legislativas en noviembre, y el Partido Socialdemócrate teme que la cada vez más dañada imagen de Ponta y otros escándalos de corrupción de relevantes miembros de la formación le perjudiquen, como ya ocurrió en noviembre, en las elecciones presidenciales.
Irónicamente y de alguna forma, la dimisión de Ponta le estropea un poco su día de gloria a su rival político Klaus Iohannis, anfitrión este miércoles en Bucarest de una minicumbre de países del Este miembros de la OTAN, para hacer frente común ante la pujanza rusa.

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